miércoles, 3 de septiembre de 2008

Por la violencia del narco e inseguridad, la vida cambia en México

Leticia Puente Beresford/corresponsal
Nueva York, EU, 2 sep 08 (CIMAC)

La violencia que vive México por el narcotráfico y la inseguridad ha cambiado la vida de todas y todos, especialmente en la frontera con los Estados Unidos, informa el New York Times. El domingo pasado en sus páginas interiores, el rotativo neoyorquino no solo describe el miedo que reina en Tijuana, sino afirma que hoy tanto hombres como mujeres están más alerta y toman más precauciones para indagar sobre las otras personas, incluso si se trata solo de cruzar miradas.
Las mujeres tienen más cuidado, dice el rotativo y evitan a los hombres que se sienten atraídos por ellas. No saben de qué manera pudieran ellos ofenderse o qué armas traen consigo. Pero también los hombre deben tener más cuidado sobre quién están poniendo los ojos, no vaya a ser que sea la novia, esposa o hermana de algún matón a sueldo.
"Tienes que tener mucho cuidado con todo estos días", dijo José Carlos Vizcarra en una ciudad fronteriza de Mexicali. "Si vas a un bar y ves a una bella mujer sola, tienes que pensar dos veces si te acercas a ella. Quien sabe si es la novia de un narcotraficante y si éste entra cuando le estás comprando una cerveza, puede ser el finar de tu vida". Algunas mujeres no sólo son acompañantes de narcotraficantes, dice Howard Campbell, antropólogo de la Universidad de El Paso, Texas, quien estudia sobre traficantes en México. Algunas mujeres son contrabandistas por sí mismas y participan en el mundo del narcotráfico, dominado por hombres, e incluso desatan su propia violencia.
Las mujeres también participan en el lavado de dinero de las drogas, dice Campbell, quien escribió recientemente un articulo en Anthropological Quartery. En negocios como centros de cuidado infantil, joyerías y boutiques, ayudan a mantener el financiamiento de las bandas de drogas. Ese collar, ese vestido, esa niñera, todo ello en México hoy puede estar financiado por el tratado de drogas. "Es imposible saber exactamente quién es quién en estos días", dice Campbell, y "eso puede ser peligroso". Cualquier cosa, de hecho, puede ser peligrosa.
El papá de una víctima de secuestro dijo que todo ha cambiado, señala el NYT. Y relató que uno de sus dos hijos terminó con su novia. Otro muchacho con lazos con el narcotráfico empezó a salir con ella. Un día, el año pasado, un hombre vestido de negro llegó a la casa del señor, se llevó por equivocación a otro de sus hijos pensando que era el ex novio de la joven y desde entonces no ha vuelto a saber nada de su hijo.
Sin embargo, indica el rotativo, todo esto no quiere decir que las y los mexicanos estén paralizados por el miedo. Cientos de miles de personas marcharon el sábado pasado en la Ciudad de México, Tijuana y decenas de ciudades en el territorio mexicano, encendiendo velas y protestando en las calles. Algunas personas, alarmadas por la inseguridad, están colocándose chips en los brazos para que, en caso, de ser secuestradas, puedan ser rastreadas.
Algo que nunca antes se habían imaginado, finaliza el NYT.

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