viernes, 19 de octubre de 2007

Carta abierta al Director de Pemex, Jesús Reyes Heroles

Carta de la señora Diana Leticia García Echevarria

Yo le pregunto Dr. Reyes Heroles, se tomaron Ud. O alguno de sus funcionarios expertos en seguridad la molestia de averiguar cómo eran físicamente esos trabajadores, si tenían familia, madres, esposas, hijos, hermanos y amigos que los estimaran? Por supuesto que no, ninguno de los cobardes encargados de la seguridad de los trabajadores en esa área tuvo el valor civil de presentarse a sus funerales con el mínimo valor moral de presentar sus condolencias y ponerse a las órdenes de las familias, me permito comunicarle que mi esposo era uno de esos trabajadores fallecidos, mi amado José David Gómez Román, a quien tengo el gusto de presentarle.
Este era mi esposo un hombre amoroso, excelente padre e hijo responsable en su trabajo y dos veces ganador del premio a la semana de seguridad industrial, tenía desde el martes 2 de octubre trabajando junto con sus amigos y compañeros porque su responsabilidad así lo obligaba, no vino a vernos el fin de semana porque lo traían como esclavo sin permitirle ni un día de descanso a pesar de todas las normas de seguridad que nos marcan las carísimas políticas y reglamentos de nuestro organismo; sin embargo los expertos en seguridad que tiene PEMEX sentados detrás de los escritorios cuidando su súper salario y su bono al desempeño y tratando de levantarse el cuello a costas del cansancio y la vida de nuestros familiares; les valió gorro todo eso y dejó a nuestra familia sumida en la tristeza y el vacío de su ausencia a unas pequeñas niñas que no tendrán el año que entra con quien bailar el vals de sus XV años que con tanto entusiasmo les preparaba su padre, y a otra hija que el día de su graduación no tendrá la dicha de que su orgulloso padre la estreche entre sus brazos para felicitarla porque era su orgullo que estudiara ing. Química; esta es mi familia, la que PEMEX dejo en la miseria moral y el sufrimiento.
Para la cual ya nada va a ser lo mismo porque nos va a faltar el centro de nuestras vidas: el esposo amoroso durante 24 años, y novio desde los 17; el amado padre que sacrificaba el cansancio por darle a sus hijas un mejor futuro, el amigo sincero que nunca le importaba darlo todo por sus compañeros lo cual demostró hasta el ultimo aliento de vida; el hijo que sacrificó sus vacaciones cuidando la enfermedad de su padre que ahora lo llora sin consuelo; ese era mi esposo, no el cuerpo inerte lleno de petróleo que publicaron morbosamente los diarios que tuve que esconder de los ojos de mis hijas, ni el dolido cuerpo que me regresaron todo lleno de petróleo, el petróleo del que nunca en su vida sus flamantes ingenieros de seguridad y mantenimiento se han manchado los zapatos, mándelos a meterse a un pozo de mas de 2 metros sin equipo autónomo de respiración, sin arnés ni personal de apoyo para que entiendan que es la seguridad y aprendan cómo deben tratar a los trabajadores.
Mi marido tenía que haber estado trabajando en Zacamixtle ese día, sin embargo su compañero y gran amigo Claudio Sosa Arvizu, llegó a su casa a comer comentándole a su familia “nos cambiaron la jugada ahora tenemos que ir a una corrida de diablo y con lo fregado de los ductos quién sabe a que hora vayamos a terminar”. Lógicamente su teléfono celular no fue entregado a sus familiares y lo tuvieron que recoger en Cerro Azul, por supuesto sin ninguna llamada que comprometiera a los culpables, ¿quién se estaba protegiendo de haber dado dicha orden sin tener el personal y los procedimientos requeridos para un trabajo de esos? ¿Donde estaba producción y seguridad para hacerlo?
Con el dolor de alguien que ya no va a recuperar lo que más amaba en la vida, le exijo una explicación y que caigan los culpables de estas muertes, los trabajadores de PEMEX no somos simples fichas ni estadísticas, somos humanos que tenemos familias, ya basta de dedazos en los puestos que están encargados de nuestra seguridad, ¿cuántas familias va a seguir enlutando hasta ponerle un alto a esto?
En memoria de mi amor y sacando fuerzas del dolor de su partida, le anticipo que no voy a parar hasta que los culpables paguen por este crimen y yo se que alguien me tendrá que escuchar y atender; espero que ese alguien sea usted y la investigación se haga conforme a la ley y la justicia, porque si no créame que yo estaré ahí para reclamárselo.

Gracias.
Atentamente

DIANA LETICIA GARCÍA ECHAVARRIA
F-154845
Terminal marítima Madero
Ángel Hdz. Olguín 240 pte.
Cd. Madero, Tam.
Tel 8331192299
Micro 821 29338

P.D. A todos mis compañeros petroleros les pido que reenvíen este correo a otros compañeros más para que más gente nos escuche y apoye y cuídense. Créanme que el trabajo no vale el dolor de sus familias, PEMEX no se los va a agradecer nunca.

No hay comentarios.: