martes, 26 de febrero de 2008

Elementos de la PFP cometen abusos contra periodistas en Veracruz

Pablo Jair Ortega.- La Policía Federal Preventiva enloquece y se desata en Veracruz. Las fuerzas federales que bajo el amparo del operativo “Veracruz Seguro” y de los pasamontañas que ocultan su rostro de manera cobarde, secuestraron por espacio de 5 horas a Gabriel Huge, fotógrafo del diario NOTIVER que se edita en el puerto de Veracruz.
El motivo para privarlo ilegalmente de su libertad: porque no quieren que se fotografíe a tres elementos de la PFP que hoy enfrentan cargos por homicidio cometido en contra del ex agente de Tránsito, Florentino Gómez Morales, a quien ultimaron el pasado 21 de febrero en el heroico puerto, sólo porque no quiso detenerse en un retén de los federales, y le dispararon por la espalda, incluso dándole un tiro de gracia.
Con estas acciones de abuso de poder, los elementos Javier Miranda Limón, Raúl Raciel González y José Gilberto Gil Simón fueron consignados al juez Tercero de Distrito.
Los hechos ocurrieron al mediodía del pasado jueves 21 de febrero, cuando estos elementos de la Policía Federal que tripulaban la patrulla número 10770, asesinaron con alevosía y ventaja a Florentino Gómez Morales, en la colonia Pascual Ortiz Rubio después de que lo persiguieran por varias cuadras, porque les pareció "sospechoso". Trataron de justificarse diciendo que la víctima les había disparado, sin embargo, nunca se encontró arma alguna del cadáver.
Esto recuerda a lo ocurrido en Sinaloa, donde el 1 de junio de 2007, soldados del Ejército Mexicano también establecieron un retén en un camino rural, y al no detenerse una camioneta, abrieron fuego contra la unidad, matando a dos mujeres y tres niños.
Luego de los hechos sangrientos en la colonia Pascual Ortiz Rubio, y de la detención de los presuntos homicidas, la PFP recrudeció su actitud con la prensa, arremetiendo contra los medios de comunicación para evitar que sus compañeros detenidos fueran fotografiados durante su comparecencia este domingo 24 de febrero.
Al momento en que eran trasladados del juzgado al penal Ignacio Allende, el convoy de patrullas federales intentaba huir de los medios de comunicación y en la loca carrera dieron una vuelta temeraria e hicieron que el oficial Narciso Pérez Ventura cayera de la batea de una de las camionetas y muriera al instante.
Esto enfureció más a los elementos de la PFP, quienes de inmediato arremetieron contra el fotógrafo Gabriel Huge y el reportero Miguel Ángel Solana, deteniendo al primero y llevándoselo a rumbo desconocido, no sin antes proferir amenazas y lanzar golpes a siniestra. Cabe destacar que en ningún momento se quitaron las capuchas que les cubren el rostro, sin que se conozcan las identidades de los agresores.
Gabriel Huge apareció cinco horas después para ser llevado a las oficinas de la Agencia Tercera del Ministerio Público con algunas lesiones, y todavía tuvieron la gracia de golpear a los parientes de Huge que acudieron en su apoyo, así como también al columnista de NOTIVER, Milo Vela.
Al cierre de esta edición, el fotógrafo seguía dentro de las instalaciones del ministerio público declarando, aunque el lugar se mantenía sitiado por elementos de la PFP que actúan de manera temeraria, y dispuestos a arremeter contra cualquier medio de comunicación.
¿Qué está pasando con los agentes federales que supuestamente vinieron a reforzar la seguridad de Veracruz? Al menos la delincuencia organizada tenía la decencia de no disparar a los civiles y evitar incluso a quienes no estaban en el encargo de ser ultimados, como sucedió con el escolta del inspector de Coatepec, Honorio Gutiérrez, a quien hasta el último momento trataron de eludirlo, pero el policía de nombre Pablo Aguilar Ruiz, en el honorable cumplimiento de su deber, los persiguió hasta encontrar su propia muerte a manos de los sicarios. Eso, porque los policías saben del riesgo del oficio, así como los matones saben que en cualquier momento pueden perder la vida.
Pero lo que no tiene nombre es la manera en que la Policía Federal Preventiva está actuando en Veracruz; no hay nada por encima de la ley y del apego a derecho, ni las “charolas” de PFP, ni las capuchas para esconderse bajo el anonimato cobarde… ¿A qué le temen los PFP? Pareciera que más para evitar ser identificados por la delincuencia organizada, los federales se ocultan para que la ciudadanía no vea la cara de cobardes que se escudan para cometer fechorías bajo el anonimato… ¿Qué ganaban con detener a un fotógrafo y agredir a los medios de comunicación? Y sobre todo, ¿qué trataban de demostrar escondiendo de las cámaras a los tres agentes acusados de homicidio? ¿Qué no fueran exhibidos? ¿De qué privilegios gozarían para ser ocultos a la opinión pública, si antes que policías, son mexicanos, con los mismos derechos y obligaciones de cualquier ciudadano de esta nacionalidad?
Primero fue la ejecución (porque no hay otra palabra) del ex agente de Tránsito, quien si no se detuvo, había otras formas para ser detenido, antes del uso de la fuerza letal. De cualquier manera, dicho asesinato fue avalado por el gobierno del estado, en voz principalmente del secretario de Gobierno, quien tuvo la ocurrencia de defender a los elementos mencionando que “a los delincuentes no se les trata con algodón”. De igual manera, hasta el gobernador Fidel Herrera dio su respaldo a las acciones de las fuerzas federales asentadas en Veracruz.
Bien, ya se les dio el respaldo oficial de parte de las autoridades estatales, incluido el titular del poder ejecutivo… ¿Ahora qué? ¿También avalarán las acciones de los federales en contra de Gabriel Huge y los reporteros de NOTIVER? ¿Saldrá Reynaldo a decir alguna babosada como “a los reporteros no se les trata con pétalos de rosa”? ¿El gobernador avalará la actitud prepotente de los oficiales de la PFP?
Ojo, no dudamos que sean unos cuantos elementos los que empañen a la corporación. Unas cuantas manzanas podridas solamente, pero que pueden poner en riesgo a civiles, como así lo demostraron en el asesinato de Florentino Gómez Morales y el secuestro de Gabriel Huge.
Vaya, ¿qué hubiera pasado si el oficial también de la PFP, Daniel Rangel Tenorio, de 22 años, hubiera disparado contra un veracruzano y lo matara? Porque ese es otro de los chistecitos que realizaron los federales en este simbólico 24 de febrero, día de la Bandera: resulta que por la madrugada de este domingo, en pleno centro de Xalapa, Rangel Tenorio iba a bordo de una flamante patrulla nueva de la Policía Federal manejando temerariamente y en estado de ebriedad por el rumbo del parque Los Tecajetes, cuando se le ocurrió desenfundar su arma de cargo y disparar por la zona del hotel Xalapa, donde se ubican varios antros y centros nocturnos al que acuden cientos de jóvenes de la ciudad.
Con el reporte, elementos de la Policía Intermunicipal acudieron al lugar e iniciaron la persecución por la avenida Ávila Camacho, donde el joven federal condujo imprudentemente para luego terminar estrellándose en una construcción y caer en una zanja; salió ileso, quiso huir, pero fue detenido y remitido al Ministerio Público Federal.
¿Cuáles hubieran sido las palabras del gobierno de Veracruz en caso de que hubiese habido un solo lesionado?
Lo que también indigna es que no hay control de los altos mandos para meter en cintura y disciplinar a sus elementos. ¿Dónde están? ¿A quién se acude en estos casos? ¿Quién será el superior que dé la cara por estos malos elementos? ¿Qué castigo se les impondrá? Como siempre, silencio. Y como es regular también, en el caso del policía que disparó cerca del hotel Xalapa, hasta intentaron negociar su liberación.
En verdad, nos suponemos que tal vez haya un compromiso fuerte entre gobierno estatal y PFP para no escupirse mutuamente, tanto así que pueden verse constantemente a agentes de esta corporación frente a Palacio de Gobierno, colocados estratégicamente, como cuidando a alguien del gabinete.
Sí, ¿pero a qué precio?

No hay comentarios.: